¿Qué es la oración?

Inspirado en la instrucción sobre la oración que ofrece el P. Gustavo Baena, sj1 en los Ejercicios Espirituales

La oración depende fundamentalmente del buen manejo que nosotros hagamos de ella, ya sea contemplación o meditación. Los Ejercicios Espirituales (EE) son una escuela de oración de varios días y es ejercitándose en la oración donde la persona que los hace alcanza todo lo que se propone o busca en ellos. Es muy importante ser dóciles a la experiencia de Dios.

La oración tiene un sentido muy preciso desde el punto de vista de la revelación y en esto coinciden algunas escuelas de espiritualidad como la agustiniana, benedictina, carmelitana, franciscana, jesuítica: La oración es ante todo petición, es decir, que seamos poseídos por Dios.  

San Ignacio no hizo otra cosa que implementar la oración típica de Pablo. Éste, en romanos 8, 26-27 dice: “El espíritu ruega por nosotros”. Allí aparece una cosa muy clara acerca de los que es orar: orar es orar una petición por lo que es menester aprender a pedir, la petición es gratuita, es dada, es del Espíritu. No se debe pedir sino lo que sugiere el Espíritu, la aspiración del espíritu. Para San Ignacio esa petición es buscar y hallar la voluntad de Dios. En síntesis, Pablo está diciendo que es el espíritu el que pide y lo que debe hacer quien ora es tomar conciencia de lo que el espíritu le dice, a aquello que Dios le mueve a vivir.

San Ignacio, en los EE, coloca el modelo de la oración y explica cada uno de los elementos que la integran. ¿Qué busca San Ignacio con todo eso? Busca disponer a la persona para que se deje mover por Dios y, una vez que se deja mover, que sea capaz de ponerle piso a esa moción y concretar qué es lo que Dios quiere y le pide. En todas las oraciones de San Ignacio hay una lógica interna: “Que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de Dios” [46].

Los Ejercicios de San Ignacio no son temas de oración sueltos, tienen una  dinámica interna que se percibe en las anotaciones, reglas de discernimien­to, adiciones, etc. A través de las cuales va llevando a la persona hasta las mociones hasta el tomar conciencia de adónde lo mueve Dios. La persona que no tenga mociones difícilmente hace los EE.

 

PROCESO DE LA ORACIÓN IGNACIANA

 

1.      La oración preparatoria [46]

En ella el ejercitante pide “gracia a Dios” para que “todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas…”  Es el Principio y Fundamento ordenando a quien se ejercita en las cosas de Dios con el deseo de buscar y hallar su voluntad.

2.      Los preámbulos

La historia [102]

La historia es un acontecimiento que debe impactar y afectar a quien hace los EE. En la segunda anotación afirma que el que da los Ejercicios ha de exponer de una manera muy simple y clara la historia para que el ejercitante, con su raciocinio y el movimiento de su voluntad sacudido por el espíritu, sienta la historia y lo afecte.

La composición viendo el lugar [47]

Aquí se quiere que el ejercitante se implique en la historia, no verla en tercera persona sino estar ahí, “como si presente me hallase”. Cuanto más concisa y precisa se la materia de la oración la implicación en ella va a ser mayor y suscitará una adhesión mayor a Dios por medio de las mociones.

La petición [48]

“Demandar lo que quiero” según la materia. Es el eje de la oración y surge de aquello que suscita el espíritu al leer la historia y la implicación en ella. San Ignacio desata una búsqueda de lo que Dios quiere decir al ejercitante. En la dinámica de los EE, la petición es determinante. Los puntos despliegan la petición.

3.      Los puntos

Son la manera como San Ignacio invita al Ejercitante a la búsqueda de la voluntad de Dios en la materia que está orando y con la petición que le ha suscitado. En los puntos ofrece ayudas para la oración, para ponerse en contacto con Dios: ejemplos, parábolas, reflexiones, etc. A través de los puntos se “aterriza” la petición, se dota de elementos que permiten ver qué es lo que Dios quiere en concreto y cuál es el comportamiento que va pidiendo al ejercitante. La oración es entonces transformante: afectiva y efectiva.

4.      Los coloquios [54]

Son una petición que se hace sobre aquello a lo que se llegó en la oración. La finalidad efectiva es tomar conciencia de los movimientos interiores sentidos en la oración a través de un diálogo íntimo, cercano, como quien habla a un amigo para que ese conocimiento interno de Dios se pueda hacer vida. San Ignacio suele sugerir los coloquios con la Virgen María, el Padre o el Hijo.

5.      Examen de la oración [EE 77]

“Después de acabado el Ejercicio por espacio de un cuarto de hora, miraré cómo me ha ido en la contemplación o meditación, y si me fue mal, miraré la causa de donde procede, y así mirar arrepentirme para enmendarme adelante, y si bien, dando gracias a Dios Nuestro Señor y haré otra vez de la misma manera”.

¿Cómo hacer metódicamente este Examen?

Se ve que San Ignacio está pensando en esto muy en serio y no es echar sólo una mirada. Miremos:

  • Si el eje es la petición conviene poner atención en ella: ¿La hice? ¿La manejé como tal? Casi siempre la falla está ahí, en que la petición no es concreta con lo cual en el rato de oración se divaga.
  • ¿Encontré la voluntad de Dios según subiecta materia? Tal vez la materia de la oración no me afectó, no me movió, no sentí el espíritu. Esto puede indicar que la materia no fue bien manejada, la historia fue difusa. La materia de la oración debe ser precisa, determinada, la sugiere el Espíritu Santo y la concreta la petición.
  • ¿Qué significa la expresión «le fue bien»?: que el ejercitante tiene conciencia de que ha encontrado, ha hallado la voluntad de Dios a partir de la historia y para este momento concreto de su proceso de fe y de búsqueda de Dios.
  • El examen de la oración no es un control, es una nueva toma de conciencia con mucha precisión para ver qué fue lo que pasó en la oración.

 6.      Escribir

El hallazgo de la voluntad de Dios, de lo que Dios pide en concreto al ejercitante, es lo que suele escribir en el diario una persona ordenada. Los coloquios ayudan a concretar este movimiento, ¿qué es lo que debo hacer?

Escribir sirve para:

  • Facilitar el Examen General.
  • Al terminar los Ejercicios se puede ver todo el recorrido, cómo ha sido el paso de Dios en la vida del ejercitante.
  • Para preparar la conversación con el acompañante de los Ejercicios.

 

1. Jesuita de la Provincia de Colombia.

Elaboró:

Javier Castillo, sj

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