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LAS PETICIONES EN LOS EJERCICIOS
En la dinámica de los Ejercicios Espirituales uno de los aspectos determinantes es la petición. Con ella San Ignacio quiere ayudar al ejercitante a concentrar su deseo: a pedir lo que quiere y querer lo que pide. Es la petición el hilo conductor, el eje sobre el cual discurrirá la oración a través de los puntos.
Por la importancia de este tema, os ofrecemos los comentarios que Santiago Thió i de Pol, sj ha hecho de las peticiones de los Ejercicios.
Referencia:
TÍTULO | AUTOR | FUENTE |
“Pedir lo que quiero” Comentario de las peticiones del libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. |
Santiago Thió i Pol, sj | www.fespinal.com |
INTRODUCCIÓN
“En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.
Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado.” (Jn 16,23b-24).
Este escrito está pensado para personas que ya han hecho los Ejercicios Espirituales y que están un poco familiarizadas con la vida de San Ignacio. Podrán repasar y disfrutar las diferentes etapas del camino, marcado por las once peticiones que se proponen, como quien mira las fotografías de una excursión. Se observarán detalles que de primeras posiblemente se habrán perdido y, a la inversa, cada lector habrá tenido una degustación de ellas muy personal.
Me comentaba hace poco un compañero de comunidad, el P. Albert Dou que, cuando repite los Ejercicios, suele fijarse exclusivamente en las peticiones, rumiándolas y repitiéndolas todo el día.
También los que dan Ejercicios son destinatarios de estos apuntes. A fuerza de orientar una y otra vez el proceso se puede dar el caso de que, sin darse cuenta, consideren tan evidentes o conocidas las peticiones ignacianas que no se entretengan en desmenuzarlas para que el ejercitante las asimile convenientemente. Hay peligro, por tanto, de pasar por alto el provecho espiritual que se esconde en ellas o la dificultad de comprensión y de adhesión que comportan, de manera que no se ayude bastante al ejercitante a valorarlas y a apropiárselas.
Para llamar la atención sobre cada una de ellas se procurará referirlas a alguna vivencia ignaciana de manera que se resalte su contexto u origen vital. El mismo Ignacio afirmaba que los Ejercicios no los escribió de un tirón sino que “algunas cosas que observaba en su alma y las encontraba útiles, le parecía que podían ser útiles también a otros, y así las ponía por escrito” [Autobiografía 99]. Y a continuación da dos ejemplos al transcriptor de su autobiografía, Luís González da Câmara: el primero, “el examinar la conciencia con aquel modo de las líneas, etc.”; el segundo, “Las elecciones especialmente me dijo que las había sacado de aquella variedad de espíritu y pensamientos que tenía cuando estaba en Loyola, estando todavía enfermo de una pierna.” [Autobiografía 99].
Para desarrollar su contenido además se aludirá a su inspiración evangélica y, dado que las formulaciones orantes son propias de cada época, se propondrá alguna alternativa sacada de la misma Escritura, particularmente, de los Salmos.
Como se ha insinuado, el cuaderno se centra en las once peticiones formuladas por Ignacio como último preámbulo de las diferentes meditaciones o contemplaciones desarrolladas. Encabezará el comentario el análisis de la oración preparatoria. Además, como algunas peticiones se iluminan o se amplían en el coloquio final, se añadirá un breve apunte sobre cada uno de ellos al final.
En cambio se dejarán de lado las cuatro peticiones que se encuentran en documentos complementarios:
• En el Examen particular: para darse cuenta del progreso de una virtud o disminución de una falta [25]
• En el Examen general de conciencia: para el conocimiento y superación de los pecados [43]
• En el Primer modo de elección de Tercer Tiempo: para obtener ayuda en la elección [180]
• En el Primer modo de orar: para alcanzar comprensión de los mandamientos, conocimiento de las faltas y enmendarse [240]
Es muy conocida la sobriedad de Ignacio para dar instrucciones. No suele repetirse, a no ser para indicar frecuentemente “Que se haga como antes”. Choca, por tanto, que empiece monótonamente las once peticiones con un estribillo insistente: “Pedir lo que quiero”.
Esta insistencia nos lleva a considerar el valor que Ignacio da a pedir y a querer. Su Diario Espiritual demuestra su confianza en obtener lo que pide, confianza que se apoya en el dicho de Jesús: “Porque todo el que pide recibe; el que busca halla; y al que llama, se le abrirá” (Mt 7,8). El texto evangélico de cabecera es un reto a los discípulos por no haber pedido todavía nada en su nombre.
Considere el lector qué significará eso de pedir en nombre de Jesús.
Muy frecuentemente, el fruto de la oración radica en darse cada vez más cuenta de que lo que se pide es un don gratuito de Dios, imposible de conseguir por las propias fuerzas. Ignacio, al insistir en que se pida, nos indica que aquello es un don.
Igualmente, al subrayar la volición decidida de aquel don, toma el pulso al deseo y lo incentiva. También muy frecuentemente el fruto de la oración consistirá en darse cuenta de que el don se desea cada vez más intensamente. Ambas constataciones suelen ir acompañadas de consolación anhelante. De hecho, en una ocasión en que Ignacio suspiraba por una confirmación trinitaria, aumentó tanto su deseo y la pedía con tanto empeño que sentía una enorme seguridad de que el buen Dios se la otorgaría.
Estos acentos sobre la confianza de pedir, la gratuidad del don y el deseo de la petición, son materia prima del examen de la oración y de la entrevista con el acompañante. El P. Calveras extrae precisamente de la marcha de las peticiones el fruto de las diferentes etapas de Ejercicios.
Sugerimos que al hacer Ejercicios o al leer este cuaderno se rece cada petición según el método de oración ignaciano, ponderando cada palabra hasta agotar los significados y afectos que desvela.
- LA ORACIÓN PREPARATORIA
- PRIMERA PETICIÓN
- SEGUNDA PETICIÓN
- TERCERA PETICIÓN
- CUARTA PETICIÓN
- QUINTA PETICIÓN
- SEXTA PETICIÓN
- SÉPTIMA PETICIÓN
- OCTAVA PETICIÓN
- NOVENA PETICIÓN
- DÉCIMA PETICIÓN
- UNDÉCIMA PETICIÓN
- COLOQUIOS Y CONCLUSIÓN
¿QUÉ ES ESPIRITUALIDAD CRISTIANA?
Por Eduardo Llorens Núñez, sj - Director del Centro de Espiritualidad de Javier (Navarra)
1. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO ESPIRITUALIDAD
La palabra espiritualidad es considerada por muchos como fruto de la modernidad, debido a que su origen se remite a la escuela espiritual francesa del siglo XVII, y se refiere a la relación personal del ser humano con Dios. Sin embargo la forma abstracta de espiritualidad tiene su origen en la época patrística. Es en este contexto en que encontramos un texto atribuido a Jerónimo, pero que en realidad pertenece a Pelagio, en el que aparece la siguiente frase: “Age ut in spiritualitate proficias”, designando con esta expresión el concepto de espiritualidad como vida según el Espíritu de Dios y como progresión abierta a realizaciones posteriores. Posteriormente en el siglo VI, Dionisio, al traducir a Gregorio de Nisa hizo el cambio del término griego pneumatiké por el latino spiritualitas, con la explicación siguiente: “Consiste en la perfección de la vida según Dios”.
EL EXAMEN DE LA ORACIÓN
(Tomado de "LA ORACIÓN EN LOS EJERCICIOS")
Por Mireya Escalante, CVX
Adaptación: Javier Castillo, sj
Nota del Editor: En la dinámica de los Ejercicios Espirituales San Ignacio insiste mucho en el examen como una de las operaciones importantes en orden a lograr el fin de la experiencia que es ordenar la vida (buscar y hallar la voluntad de Dios) sin determinarse por ningún afecto desordenado.
En los Ejercicios presenta tres exámenes: el GENERAL que sirve para mirar el conjunto del día y descubrir las llamadas de Dios. Este examen, hecho bien, va haciendo de la persona un contemplativo en la acción, es decir, una persona que trata de leer su vida desde la perspectiva de Dios, encontrándolo en todas las cosas, leyendo la historia de manera creyente. El PARTICULAR, que ayuda mucho a tomar conciencia de las acciones que vamos haciendo sin darnos cuenta facilitando el camino del cambio y el DE LA ORACIÓN que, de acuerdo con la 5ª adición de los Ejercicios, ayuda a tomar conciencia de lo que ha pasado en el momento de oración y del poso que ve dejando Dios en el ejercitante.
El artículo de Mireya Escalante nos amplia este último examen.
¿QUÉ ES LA ORACIÓN?
Inspirado en la instrucción sobre la oración que ofrece el P. Gustavo Baena, sj en los Ejercicios Espirituales
La oración depende fundamentalmente del buen manejo que nosotros hagamos de ella, ya sea contemplación o meditación. Los Ejercicios Espirituales (EE) son una escuela de oración de varios días y es ejercitándose en la oración donde la persona que los hace alcanza todo lo que se propone o busca en ellos. Es muy importante ser dóciles a la experiencia de Dios.
La oración tiene un sentido muy preciso desde el punto de vista de la revelación y en esto coinciden algunas escuelas de espiritualidad como la agustiniana, benedictina, carmelitana, franciscana, jesuítica: La oración es ante todo petición, es decir, que seamos poseídos por Dios.
EL PRINCIPIO Y FUNDAMENTO, MUCHO MÁS QUE UNA MEDITACIÓN DE INICIO DE LOS EJERCICIOS
Por Javier Castillo, sj
INTRODUCCIÓN
El Principio y Fundamento es un texto aparentemente sencillo, unas cuantas líneas a las que el ejercitante desprevenido podría dedicar sólo uno o dos bloques de oración. Sin embargo, para todo el engranaje de los Ejercicios Espirituales (EE) y para el fin que pretenden es un punto de partida que se debe hacer con cuidado ya que ofrece el horizonte de sentido e interpretación de toda la experiencia. Es, como lo diremos adelante, una obertura que presenta todo el plan de Dios para el ejercitante y, a la vez, una síntesis del proceso que le llevará a tomar conciencia de cuál es el papel que Dios le está invitando a llevar a cabo en este momento de su vida. La experiencia demuestra que un Principio y Fundamento bien reflexionado se convierte, por decirlo de alguna manera, en un símbolo de fe que contiene la lógica de Dios creando a cada ser humano. No se trata entonces de “rezar” el Principio y Fundamento de Ignacio sino, a partir de la estructura que él presenta, ir descubriendo el que Dios le revela a cada persona en particular.
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